Cuando la mayoría de las personas escuchan (o leen) la palabra administración, intuitivamente piensan que la conversación se centrará en las finanzas. Sí, las finanzas son una parte muy importante de nuestras vidas, y la Biblia tiene mucho que decir sobre cómo vemos y usamos nuestros recursos financieros. Sin embargo, la administración involucra mucho más que el dinero.
La Biblia explica claramente que Dios es el creador de todas las cosas (Génesis 1:1). Como Creador, Dios tiene la propiedad y autoridad absoluta sobre todo lo que creó. En Su sabiduría y amor, Dios le dio a la humanidad la responsabilidad de administrar todo lo que creó. Una visión bíblica de la administración identifica a Dios como el dueño de todo en nuestras vidas, y nosotros como los administradores. Dios hace del hombre Su compañero en la administración de todos los aspectos de nuestra vida.
Cuando entendemos correctamente a Dios como el creador y dueño de todo, podemos valorar adecuadamente no solo nuestras finanzas, sino, lo que es más importante, nuestras relaciones, nuestros talentos e incluso nuestras propias vidas humanas.
Cuando pensamos en la administración fiel, a menudo pensamos en cómo manejamos nuestras finanzas y damos fielmente los diezmos y ofrendas a Dios. Sin embargo, la administración fiel involucra mucho más.
En el Evangelio de Mateo, leemos la historia de Jesús hablando con el grupo de personas más religiosas en Jerusalén. Los Maestros de la Ley y los fariseos eran fieles en su administración financiera. Sin embargo, descuidaron otras áreas de la vida y las relaciones con los demás que eran igual de importantes, ¡si no más!
Jesús dijo:
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos! ¡Hipócritas! Porque son cuidadosos en diezmar hasta el más mínimo ingreso de sus huertos, pero ignoran los aspectos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Deberían diezmar, sí, pero no descuiden lo más importante.” -Mateo 23:23 NLT
Sí, la administración fiel involucra finanzas y posesiones. Sin embargo, como seguidores de Cristo, debemos reconocer la soberanía de Dios sobre todas las áreas de la vida. La administración fiel es parte de nuestro testimonio obediente ante los demás. La administración fiel involucra nuestros pensamientos, nuestra lengua, nuestro tiempo, nuestro tesoro y nuestros talentos.
La administración fiel significa que reconocemos plenamente que no somos nuestros propios dueños, sino que pertenecemos a Cristo, el Señor, quien se entregó por nosotros.